EL
PERRITO CALLEJERO
Una tarde de verano
la señora Martha salió a pasear a su perrito
Trino por el
parque de la ciudad. El perro Trino era un perro muy bien cuidado, su
dueña siempre lo tenía limpio y perfumado.
Cuando estaban en el
parque la señora Martha quitó la cadena de su querido perrito para que
paseara con toda libertad, luego cuando vio que su perrito estaba sentado en
las hierbas descansando de su pequeño paseo se acerco y le tiró un filete.
En ese momento llegó un perrito callejero con mucha hambre y olfateando el
filete dijo:
- ¿Puedes
compartir tu filete conmigo? La
verdad es que tengo hambre.
El perrito Trino lo
miró a los ojos y subestimándole le dijo:
- No comparto mi comida con perros callejeros como tú.
Luego el perrito
Trino limpio y perfumado lo echó de su lado a ladridos:
El perrito
callejero, sucio, cabizbajo, con hambre y con el rabo entre las piernas
se apartó de aquel perro limpio y perfumado tristemente.
Horas después comenzó
a llover fuertemente con truenos y relámpagos. El
perrito callejero comenzó a correr buscando un lugar para protegerse del
agua y al ver un garaje, inmediatamente entro en él para refugiarse, pero de
repente detrás de él escuchó unos ladridos.
Cuando el perrito
callejero miró para atrás vio casualmente que quien le estaba echando a
ladridos del garaje era el mismo perrito limpio y perfumado
que no quiso compartir su filete con él, así que se marcho del garaje
cabizbajo y con el rabo entre las piernas intentando buscar otro refugio.
Dos días después la
señora Martha salió nuevamente a pasear a su perrito Trino por el parque y le quitó la
cadena para que paseara libremente.
El perrito Trino
caminaba y corría muy feliz alejándose cada vez más del parque.
Dobló esquinas, cruzó calles, saltaba por encima de las hierbas hasta que
en un momento se detuvo muy asustado preguntándose:
- ¿En dónde estoy? Creo que me he alejado demasiado
del parque y ahora
estoy perdido…
No sé cómo llegar a casa.
El perrito
Trino con el rabo
entre las piernas comenzó a caminar muy preocupado y aullando:
Minutos después el perro
callejero caminaba
por la otra acera de la calle y alcanzo a ver al perrito Trino se detuvo
porque sintió el instinto de que al perrito Trino le pasaba algo. Cruzo
la calle corriendo y se le acercó preguntándole:
- ¿Qué te pasa perro? ¿Por qué estás preocupado y con
el rabo entre las piernas?
El perro Trino le
miro y le dijo:
- Mi
nombre es Trino, estoy preocupado porque salí de paseo por el parque,
me despisté y me he alejado demasiado, ahora estoy perdido y sin orientación. Nunca había caminado por estas calles. Estoy
muy preocupado, no sé cómo llegar a casa.
El perro callejero
le puso una pata en el hombro y consolándole le dijo:
- Tranquilo perro yo me sé el nombre de todas estas
calles, suelo caminar por todos estos lugares. Yo te ayudaré a ir a casa. Confía en mí.
- Pero es que no he sido amable contigo ni te he ayudado cuando tú me has necesitado. No creo que me
puedas hacer un bien cuando yo no te lo he hecho a ti.
- ¿ Sabes? en
la vida debes aprender que ayudar a los demás nos hace ser
mejores ciudadanos y nos hace ser más felices, le dijo
perrito callejero
- ¡Gracias!
¡Agradezco este gesto tan bonito de tu parte! – Dijo el perrito Trino muy
preocupado.
Los dos perritos
recorrieron y cruzaron calles, doblaron esquinas hasta que por
fin llegaron a la casa del perrito limpio y perfumado.
- ¡Por fin has vuelto a casa mi lindo perrito! – Dijo su dueña Martha
felizmente mientras lo abrazaba y lo besaba.
El perrito callejero
levanto una patita despidiéndose del perrito Trino y comenzó a caminar
para marcharse a la calle nuevamente.
El perrito Trino
comenzó a aullar muy triste porque su amigo se marchaba:
La señora Martha
miro al perrito callejero y al perrito Trino y le dijo:
- Ya entiendo… Quieres que adoptemos a ese lindo
perrito callejero para que viva aquí con nosotros.
La señora Martha adoptó
al perrito callejero y ambos fueron muy felices. El
perrito Trino aprendió a compartir, a ser amable
con los demás y a valorar
la amistad.
FIN
Cuento infantil escrito por: María Abreu
Genial cuento... Animo a la escritora.
ResponderEliminarBonito cuento. Nos enseña que cuando estamos necesitado la ayuda puede venir de quien menos lo imaginamos.
ResponderEliminar