viernes, 5 de abril de 2013

APRENDER A MIRAR


APRENDER A MIRAR

Variaciones fotográficas

Texto y fotos de José Luis Álvarez Vallejo

Si alguien nos pidiera únicamente una fotografía de, por ejemplo, una plaza, ¿cuál sería la forma más idónea de realizarla? ¿Tal vez una imagen general? ¿Quizá un detalle representativo del lugar? Pero surgen más preguntas. ¿Incluimos gente? ¿Cuándo disparamos? ¿Mejor un angular que un tele? Resulta difícil ponerse de acuerdo. Seguro que cada uno haría una imagen muy diferente, así que hemos decidido realizar varias tomas de la madrileña estatua del Oso y el Madroño, con el fin de mostraros las diferentes formas de captar un mismo sujeto. También hemos incluido tomas con errores frecuentes, para que veáis lo que no hay que hacer. En cuanto al equipo, lo idóneo es llevar el más completo posible, una lente estándar junto a un angular y un teleobjetivo, sin olvidarnos del trípode.

Destacar al sujeto



Si nuestra intención es separar la estatua lo máximo posible de su ambiente, debemos movernos hasta encontrar el mejor punto de vista. Rodearla, es obvio, pero también acercarnos y alejarnos de ella, e incluso subirnos a los altillos que podamos encontrar en el lugar, hasta dar con la distancia y la focal más idóneas. ¡Ah! Sin olvidernos de la luz, la cual podrá hacernos volver en otro momento para conseguir la foto deseada.
En esta toma con contrapicado, decidimos incluir los edificios para contrastar el color y los materiales, además, para que las líneas curvas sirvieran de hilo conductor hasta el inicio del tronco y ofrecieran una referencia de su ubicación y tamaño.


Elección del enfoque
Aunque es indudable que los automatismos de la cámara ofrecen múltiples ventajas, sin embargo, para ciertas tomas no resultan la mejor opción. Esto suele suceder en el enfoque, ya que la cámara no sabe dónde queremos realizarlo, y si no lo elegimos cuidadosamente, podemos errar el foco. No siempre es adecuado tener seleccionado un enfoque puntual o uno múltiple, ya que según la ubicación de nuestros sujetos nos interesará uno u otro, incluso tendremos que pasar al modo manual.
Un ejemplo claro son las imágenes del oso y la farola. Teníamos seleccionado el modo puntual central, así que la cámara enfocó a la farola en vez de a nuestro protagonista. ¿Cómo lo solucionamos? cambiamos a uno punto lateral para enfocar la estatua. En este caso, también podríamos haber optado por el enfoque múltiple.


Ligeros cambios, grandes diferencias
En estas dos imágenes hemos querido relacionar dos elementos representativos de la plaza; pero la elección de la lente y el lugar de disparo modifican completamente el resultado. La primera toma se realizó desde muy cerca, un angular y el contrapicado distancian a los dos sujetos dando una preponderancia casi completa a la estatua, aunque la torre es necesaria por su labor informativa sobre el lugar en el que nos encontramos. Por el contrario, la segunda foto, recortamos posteriormente un cuadro, nos sitúa de manera que ambos sujetos quedan prácticamente en línea ocupando un espacio casi idéntico. Un tele corto ayuda a obtener este resultado al no variar ni tamaño ni planos.




Con acento de curiosidad



Conseguir una foto divertida puede ser el resultado de un instante, pero también de un estudio de los sujetos que se encuentran en un lugar de manera poco habitual o chocante. Para conseguir imágenes así hay que ser curioso y moverse mucho. En nuestro caso vimos una toma muy interesante si relacionábamos las dos estatuas de animales: el oso y el caballo. Para encontrar la mejor ubicación, nos alejamos hasta conseguir la relación de tamaño que buscábamos. Habría resultado aún mejor si hubieran quedado más equilibradas, pero no pudimos debido a que aparecían otros elementos bajo el caballo. Un teleobjetivo nos permitió comprimir los planos y acercar las estatuas.


Imágenes efectistas



No siempre necesitamos procesar una fotografía para obtener efectos creativos. Ni tampoco realizarlos en el momento de la toma, ya que es posible conseguir imágenes bastante interesantes atendiendo al punto de vista y a los elementos que incluyamos o dejemos fuera de ellas. Sólo hay que ponerse a mirar y encuadrar con intención.
Un picado suele resultar muy atractivo por sí mismo, pero si a éste le añadimos elementos que contribuyan a jugar con la visión del espectador, el efecto se multiplica. En esta instantánea la sombra y la figura se mezclan sin terminar de saber qué son: si dos sombras o dos siluetas. Sin embargo, el suelo adoquinado es una notable referencia para entender la foto y saber que una es una sombra y la otra una figura a contraluz.


Rematar las composiciones



Un error habitual es comenzar a disparar sin fijarnos en los elementos que tenemos alrededor y que pueden estropear la toma. Estos pueden referirse tanto a la luz, sobre todo a su dirección, como a otros que distraigan por su color, su tamaño, etc. También hay que cuidar que el fondo no sustraiga la atención del sujeto principal. En este sentido, nuestra instantánea tiene una falla. A pesar de conseguir una interesante relación entre el ciclista y la estatua, la importancia de ésta queda deslucida al solaparse con los edificios situados detrás. Si hubiéramos variado un poco nuestra posición para recortar la figura sobre el cielo, la imagen hubiera ganando fuerza.




martes, 2 de abril de 2013

HIPERMETROPÍA


HIPERMETROPÍA






Como ya hemos visto, la función de los distintos medios transparentes del ojo es hacer que la imagen que queremos ver se forme en la retina, del mismo modo que en una cámara de fotos, la misión del objetivo es que la imagen a fotografiar se forme en la película. Si se forma delante o detrás, la foto saldrá borrosa.

Un ojo hipermétrope es aquel que, en reposo, forma las imágenes procedentes del infinito (desde unos 5 metros - igual que en las cámaras de fotos -) detrás de la retina. Por lo tanto la imagen que llega a la misma es borrosa, transmitiéndose de esa manera al cerebro.

¿Y que sucede cuando se mira un objeto cercano? Pues los rayos entran divergiendo en el ojo, o sea que la imagen se formará aún más lejos de la retina, y por tanto la visión será aún más borrosa.

CORRECCIÓN: Los rayos de luz que provienen el infinito (insisto, desde unos 5 metros) entran paralelos al ojo, y convergen (forman la imagen) después de la retina. Parece lógico pensar que si los rayos entrasen convergiendo, la imagen se formaría más cerca de la retina, o incluso en la misma retina. O sea se vería menos borroso, o incluso totalmente nítido. ¿Y cómo se consigue este hecho? Pues colocando una lente convergente ante el ojo. 

CAUSAS. Y, ¿por qué puede formarse la imagen antes de la retina, y no en su sitio?

Hay muchas causas. Las más habituales pueden ser: Una falta de longitud del ojo, o una falta de potencia de los medios transparentes del mismo (debido, por ejemplo a un cambio en la curvatura de la córnea, o a un cambio en el índice de refracción de alguno de ellos - a causa de algún trastorno metabólico, por ejemplo)

SÍNTOMAS. Entonces, ¿podemos decir ya que un ojo hipermétrope ve mal de lejos y de cerca?

Pues no, aún no, y es que no es tan fácil. Ya vimos que el sistema visual es algo dinámico, y que existe la "acomodación" que permite enfocar de cerca variando el grosor (y por tanto la potencia) del cristalino. Como ya hemos visto, con el ojo en reposo, el hipermétrope forma la imagen de un punto del infinito en la retina. Si el cristalino aumentara su potencia (lo cual puede hacer mediante la acomodación), la imagen se formaría más cerca de la retina, o incluso en ella misma.

Por tanto, podemos concluir que un ojo hipermétrope puede ver nítidamente de lejos a costa, eso si, de un esfuerzo acomodativo extra. Si disponemos de mucha acomodación (como en el caso de un niño por ejemplo) y la cantidad de hipermetropía no es muy grande, ese esfuerzo ni siquiera lo notaríamos. Si la cantidad de hipermetropía es grande y la acomodación de que disponemos también es mucha, veríamos bien, pero aparecerían molestias astenópicas, es decir, cansancio ocular, dolores de cabeza, irritaciones oculares, etc. Y si no disponemos ya de mucha acomodación (Esta disminuye con la edad, tal como estudiamos en otra parte de este Web), sencillamente no veríamos bien.

Pero eso no es todo. Ya sabemos que para ver de cerca es preciso poner en marcha la "acomodación", y por tanto realizar un esfuerzo. Si, además somos hipermétropes, el esfuerzo será aún mayor: para enfocar de cerca y para compensar la hipermetropía. Es por ello por lo que las molestias de un hipermétrope aparecen antes de cerca que de lejos.

En resumidas cuentas, un hipermétrope puede llegar a ver bien de lejos y de cerca, ver bien de lejos y con molestias de cerca, ver con molestias de lejos y mal de cerca, o incluso no ver bien ni de lejos ni de cerca. Todo dependerá de la acomodación de que disponga (de su edad al fin y al cabo) y de la cantidad de hipermetropía que tenga.

EVOLUCIÓN. En general, un ojo sano y normal presenta una ligera hipermetropía, denominada hipermetropía fisiológica, que ni molesta ni precisa corrección.

Como es lógico pensar, en la niñez habitualmente existe hipermetropía (el ojo es pequeño y está creciendo), que se va reduciendo con el paso de tiempo al crecer el ojo, hasta estabilizarse aproximadamente a los siete u ocho años.

El tratamiento y corrección de la hipermetropía es algo relativamente complejo, y dependerá de muchos factores, como son la agudeza visual, la presencia de síntomas astenópicos, el tipo de ocupación, la edad, la presencia de estrabismo, o incluso la aparición de síntomas más vagos, como cefaleas, desgana en el trabajo, cansancio precoz al emprenderlo, picor, etc.

Y por supuesto, como en cualquier caso, un examen visual periódico a cargo de un profesional apropiado se hace absolutamente imprescindible desde una temprana edad.