De la misma forma que el sol puede causar quemaduras en la piel, también puede afectar a la superficie ocular de los niños, dando lugar a algunas complicaciones como quemaduras, cataratas y el desgaste de los ojos, que pueden llevar a la pérdida de visión. Recuerda que el nivel de radiación ultravioleta durante los meses de verano es hasta tres veces superior que durante el invierno. Para evitar lesiones y proteger a los niños de los efectos nocivos de los rayos del sol, los pediatras recomiendan el uso de las gafas de sol. La estética, es decir, el modelo y el color, e incluso el precio, no son factores tan importantes a la hora de elegir unas gafas. De lo que se trata es proteger la visión de los niños, y eso depende solamente de la calidad de las lentes, los cristales y del filtro que lleven. Lo ideal es que sea entre 99 y 100% frente a los rayas UVA y UVB. Aparte de las gafas también se recomienda el uso de gorra con visera, incluso para los días nublados, como medidas de prevención. Y por último, cabe recordar que las lesiones provocadas por el sol son acumulativas, lo que hace con que los tejidos retengan las dosis de rayos solares en la piel y en los ojos. Ojo al sol, pero con gafas.
(Fuente: Vilma Medina. Editora de GuiaInfantil.com)
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