EL USO DEL FLASH
CLAVES DE UNA
BUENA ILUMINACIÓN
Para la mayoría de aficionados a la fotografía,
el uso del flash es la gran asignatura pendiente, aquella que siempre tenemos
en mente acometer, pero que constantemente encontramos la manera de evitar. Un par
de nociones básicas sobre este accesorio pueden sernos de gran utilidad a la
hora de mejorar nuestros resultados fotográficos.
Con la
luz dura conseguimos efectos más dramáticos,
sin embargo la luz suave propicia fotografías más agradables.
Un flash que nos
permita trabajar además de con el TTL con el modo manual, con potencias
parciales y función esclava, nos resultará de gran utilidad.
Es normal que nuestro primer impulso sea evitar
el uso del flash recurriendo a ISO altos, pero a cambio generan ruido en
nuestras fotografías. Esta cierta aversión, que comúnmente experimentamos en el
uso de este accesorio, suele venir originada por las malas experiencias al
utilizar el flash integrado de nuestra cámara, que nos obliga a disparar con
luz frontal y, en muchos casos, en modo automático. Los resultados suelen ser
sujetos planos sin volumen, fondos muy oscuros (no necesariamente deseados) y
brillos no controlados.
Un flash externo, preferiblemente con potencias
parciales que podamos seleccionar manualmente, es un complemento indispensable
si queremos iniciarnos en el uso de una fuente de luz artificial controlada.
Entender la iluminación es, quizás, la clave de la fotografía, pero no es un
proceso sencillo y requiere de mucho estudio, experiencia y observación. Como
una primera aproximación debemos hacer una distinción entre los tipos de luz.
Luz dura
Es la que incide directamente en el sujeto,
produce sombras muy acusadas y dota a nuestras fotografías de mayor contraste.
Es una luz normalmente más factista, que bien utilizada aporta mayor dramatismo
a nuestras tomas. Suele utilizarse en retratos documentales masculinos para
reforzar las facciones y arrugas de un rostro. En la naturaleza la encontramos
en las horas centrales del día, cuando estos son soleados. Logra que los
elementos aparezcan bien definidos a costa de hacernos lidiar con las sombras.
Luz suave
Es una iluminación más difusa, indirecta y que
se reparte de igual manera por todo el sujeto, de forma que elimina los
contrastes y suaviza la imagen. Los motivos fotografiados con esta clase de luz
nos proporcionan tomas muy amenas, ya que esa ausencia de sombras los hace más
agradables a la vista. Se utiliza mucho en fotografía de estudio, en retrato
femenino y moda. En la naturaleza se da en los días nublados cuando las nubes
difuminan la luz procedente del sol. Este tipo de iluminación debe ser
seleccionada de acuerdo al estilo o sensaciones que se pretenda transmitir.
Muchos fotógrafos de exteriores prefieren realizar su actividad en días
nublados o en las primeras y últimas horas cuando la luz es más suave. Otros,
en cambio, buscan la fuerza expresiva de las sombras y los contrastes, algo muy
habitual en quienes trabajan en blanco y negro. El grado de dureza de la luz
viene determinado por la dimensión relativa de la fuente de iluminación
respecto al sujeto: a mayor tamaño más suave será. De este modo, fotografiando
con el mismo flash en una estancia obtendremos luz dura, mientras que si
estamos captando un insecto será más tenue, al ser la fuente mayor que el
motivo. Es por esto que con un flash compacto nos resultará más difícil
conseguir una luz suave, aunque empleando cualquiera de las siguientes técnicas
que a continuación explicamos podremos lograrlo.
Iluminando con luz
suave logramos que nuestros retratos presenten una piel más lisa disimulando
las inevitables imperfecciones y consiguientemente, logrando un resultado más
agradable. Cámara
Pentax K20D. Objetivo Pentax 16-45 mm. Diafragma f/5.6. Velocidad 1/125 s. Sensibilidad
100 ISO.
Combinar las sombras
con una fuente de luz potente, como el sol a través de una ventana en este
caso, produce efectos muy dramáticos. El blanco y negro refuerza esta
sensación. Cámara Pentax K20D. Objetivo Pentax
16-45 mm. Trípode y disparador. Diafragma f/9.5. Velocidad 8 s. Sensibilidad
100 ISO.
Cuando fotografiamos en
exteriores un día nublado puede ser un regalo. Aunque tuvimos que subir el ISO,
logramos una escena con pocos contrastes y sin sombras molestas. Cámara Pentax K20D. Objetivo Pentax 55-300 mm. Diafragma
f/5.8. Velocidad 1/350 s. Sensibilidad 560 ISO.
Los retratos con luz
dura son un recurso muy utilizado en fotografía documental para marcar las
facciones y el paso del tiempo, como en el caso de este pastor. Cámara Pentax K20D. Objetivo Pentax 16-45 mm. Diafragma
f/4. Velocidad 1/750 s. Sensibilidad 200 ISO.
Rebotar el flash
Para esto necesitaremos un flash electrónico que
no sea el integrado en la cámara. Esta técnica podemos empezar a utilizarla con
una unidad acoplada a la zapata de la cámara que disponga de un cabezal
ajustable en posición. Cuando rebotamos el flash contra un techo de color
claro, preferiblemente blanco, utilizamos éste como un gran difusor, por tanto,
la fuente de luz que incide sobre el sujeto es la gran superficie del techo y
no la pequeña de nuestro flash. Podemos utilizar esta misma técnica con las
paredes cercanas, pero en este caso debemos tener en cuenta que la luz será
lateral. La altura del techo no puede ser excesiva, como el de una catedral, ya
que entonces la luz se perderá por el camino y no llegará a rebotar.
En este caso rebotamos
la luz del flash contra el techo y de esta manera evitamos los brillos y las
sombras indeseadas. Cámara Pentax K20D.
Objetivo Sigma EX macro 50 mm. Flash. Diafragma f/6.7. Velocidad 1/125 s.
Sensibilidad 400 ISO.
Utilizar un difusor
Existen una gran variedad de difusores ideados
para nuestros flashes, de manera que incrementan un poco el tamaño de la fuente
de luz. Aún así los resultados de estos pequeños difusores suelen ser
insuficientes y terminan por decepcionarnos, ya que el tamaño de la fuente
sigue siendo relativamente pequeño. Si disponemos de disparadores del flash
remoto, los paraguas y las ventanas son mucha mejor opción, puesto que la
superficie aumenta notablemente.
Alejar la fuente de luz del sujeto
La luz de un flash se expande de forma cónica,
de manera que cuanto más alejado esté el sujeto de la fuente de luz, mayor será
la anchura del cono y, por tanto, la iluminación se distribuya uniformemente
por toda la superficie del sujeto. En este caso tenemos que equilibrar la
distancia del flash con su intensidad, ya que si no es suficientemente intensa,
la alejamos demasiado del motivo, puede que no llegue con la intensidad
deseada. Existen muchos modelos de flashes compactos en el mercado y una gran
diversidad de precios. Los modelos con automatismos TTL incrementan el precio.
Sí, por el contrario, sólo pretendemos utilizar en modo manual, regulando las
potencias parciales, encontraremos opciones mucho más económicas. Si optamos
por uno con todos los automatismos es aconsejable que nos permita utilizarlo en
modo manual y que disponga de potencias parciales. El modo esclavo es otra
opción muy valorada.
Esta escena está
iluminada con la función TTL del flash. El resultado es considerablemente
bueno. Mantiene el ambiente cálido e íntimo del local, gracias a priorizar una
velocidad relativamente lenta. Cámara
Pentax K200D. Objetivo Pentax 16-45 mm. Flash. Diafragma f/4. Velocidad 1/15 s.
Sensibilidad 400 ISO.
Un paraguas es una
excelente manera de difuminar la fuente de luz original, de manera que el
tamaño de ésta resulta más grande y, por lo tanto, una iluminación más suave. Cámara Pentax K20D. Objetivo Sigma EX 50 mm. Flash con
disparador. Diafragma f/8. Velocidad 1/125 s. Sensibilidad 100 ISO.
Tipos de medición
Existen tres tipos de medición de la luz en un
flash:
TTL: Mide la exposición correcta a través del objetivo
de la cámara y dispara la cantidad de luz que considera para lograr la
iluminación correcta de la escena. Es un modo muy útil para fotografiar con
prisa o en eventos en los que no hay tiempo para pensar en la iluminación o en
aplicar efectos más personales. Por otro lado, la luz de la fotografía la
decidirá el flash en vez de nosotros. Podemos influir sobre el resultado de la
exposición modificando la compensación EV en la cámara. Es recomendable, aunque
no indispensable, que la primera unidad de flash disponga de función TTL.
AUTO: Este modo mide la exposición correcta a
través de un sensor situado en el propio flash y de esta forma proporciona la
intensidad de luz que considera correcta. Es una función en desuso que obliga a
seleccionar el diafragma utilizado en el flash. La ventaja sobre el modo TTL es
que puede utilizarse fuera de la zapata de la cámara (disparándolo manualmente)
sin la necesidad de ninguna conexión, simplemente señalando el diafragma que
vamos a emplear. Podemos engañar al fotómetro del flash indicando un diafragma
mayor o menor del que utilizaremos, de modo que sobreexponga o subexponga la
escena a nuestra conveniencia.
MANUAL: es el modo más recomendable si tenemos
tiempo para dedicarle a la fotografía. Nosotros somos los que decidimos la
potencia a la que disparamos el flash, bien mediante el ensayo de prueba y
error, modificando las potencias parciales o ayudándonos de un fotómetro. Es
especialmente útil cuando queremos iluminar sólo una parte de la escena y en
las situaciones en que separamos el flash de la cámara.
Separar el flash de la cámara o,
dicho de otro modo, utilizarlo desde fuera de la zapata puede darnos muy buenos
resultados. Un flash con función esclavo es muy útil, ya que gracias a una
célula incorporada fotosensible, éste se dispara cuando la unidad principal o
maestra es accionada. Podemos activarlo desde el propio flash integrado de la
cámara, aunque esto nos obliga a tener una luz frontal, por esta razón unos
disparadores remotos son una buena inversión.
Utilizar el flash
manual permite lograr efectos muy creativos. En esta foto el modelo está
vestido de negro y certeramente iluminado lo que produce la sensación de cabeza
flotante. Cámara Pentax K200D. Objetivo Sigma EX 50
mm. Diafragma f/8. Velocidad 1/125 s. Sensibilidad 100 ISO.